Obituario/Febrero (2005)

El intenso viento apuñalaba cada paso. Esa mañana, su andar no hubiera asustado más a que a si mismo. La noche anterior le había bastado para escapar de demonios y fantasmas, por lo menos por algunas horas. Ignorante de quién había encendido la luz rojiza, el diazepam ahora era la voz de su espíritu y el vacío la fuerza de su existencia. Cansado estaba de los juegos enfermizos, pero aún más de no poder dejar de caer en los brazos sombríos de la soledad. No quería pensar en nada y ni en nadie. Le servía para elevarse hacia las colinas de gracia, dones y piruetas circences. Apenas les restaban fuerzas y cordura para contarme lo que lo atormenta.

-Estimado amigo, si es que a quién comparte horas de juerga se lo puede llamar amigo, hoy ya no soy. Alguien que me amó, o dice aún hacerlo, se recuesta ya, pronto, por desesperación, como vaginal terapia, en el pecho lampiño de héroes de cartón corrugado, de esos héroes mediocres cuyo leiv motiv es marcar un vez más la culata de su virilidad. Y no puedo evitar llorar, aunque lo salado solo hiera mis mejillas; aunque lo húmedo ahogue esa famosa confianza y ese diplomático respeto de lo que dicen se fabrican los dúos. No puedo evitar llorar, no por pérdidas o fracasos, sino por el festín que en mi honor sacia los estomágos de mis demonios. Demonios que me veran arribar solo ante la puerta de su hogar, a pesar de promesas, que incumplidas, desequilibran la balanza del ser de a dos. Y es hora...

El compañero de juergas se había dormido, a él tambien lo alcanzó el sueño. Y pocos ya se animaban a transitar la grieta abierta entre el infierno y el paraíso. Solo le restó levantarse del córdon de la vereda y -nuevamente- sentir el frío hiriendo su piel, desestrañar sus tripas y mirar de frente a lo que fuegue su sendero. El horizonte seguía allí. El sol no era el mismo. Un par de extraños le disputaban su trono. Febo falla. El horizonte seguí allí...y ni fuerzas para esperar el resultado tenía ganas. Aunque él sea el elegido para santificarse como caballero.