Kaos

Murmullos advenedizos a la derecha de la tumba;
y en ella, balbuceos melancólicos
de quién quisieron amar.

Entregada, ella repite balbuceos y mira a otro espejo...
Iracundo, él eructa frases altisonantes y medita heces...

(El cuento infantil terminaba diciendo:
"...la rosa volvió a ser rosa
y el cardo siguió siendo cardo...")