Amanecía

Amanecía. Entre la vanidosa ciudad mediocre, amanecía. En el árbol más alto y fuerte se disponían los gentiles a sacudir mis ideas que, aburridas, observaban mi baba cayendo de furia. Furia.¿Vosotros ignoraís mi nova furia? ¿Vosotros ignorais su propia furia?

Atardecía. En rodeo absurdo, atardecía. Mis pasos, eco de pasos, veían caer a quienes quisieron callarme. Podrán vencer entonces, pero, heridos de muerte, tropezarán con mi recuerdo...

Recuerdo.¿Donde guardan sus recuerdos?