Atardecer del 25-6. (2000)

Niña del sol:
Anoche no pude dormir. Solo di vueltas y vueltas en mi cama pensando cuan cruel es mi existencia, vago mi futuro y soñador mi corazón; pero pese a todo decidí seguir remando pues aún creo en algunos espejismos; en esas gaviotas que susurran en mi oído: - Existe la tierra firme; en esas hadas donde leo: - Debes seguir a pesar del hambre y la sed; en esos cielos donde el viento escribe: - Algún día te empujaré hasta el puerto de la felicidad (¿no es acaso lo que todos ansiamos, por lo que luchamos?).
Niña del sol, apareciste entre las sonrisas de anoche, entre esas personas que uno recuerda y -lleno de gozo- pronuncia su nombre en voz alta. Puede parecerte mucho (teniendo en cuenta que pocas veces cruzamos palabras, miradas y abrazos) pero mi corazón siempre me hace estas jugarretas. Esta vez me repartió complicadas cartas, una mano que urgente quiero abandonar.
Tú, creo, ni te imaginas cuan rápido late mi cabeza; tú, creo, ni te imaginas cuanto quiero huir del hedor que me rodea...pero no puedo (¡debo parar! He inventado demasiadas rosas en mi camino, el asfalto de tu ciudad, espinas). Sin embargo sigo.
Me despido un poco menos triste que antes. Tú sigue remando.

P.D.: ¡Ah! Y recuerda: Si quieres, estaré...
Fin

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