Marzo del 2001. Anochece otra vez en la ciudad.

Princesa:
La lluvia ha tomado mi pecho, el viento irritado mis ojos y vos invadido -otra vez- mi cabeza. Ni siquiera el viejo Sumo calla tus palabras pasadas; ni siquiera el podrido régimen ahoga tu imagen lejana. Quiero compartir más tiempo contigo, ahora que el velo se a esfumado; quiero sentir tus abrazos más seguido, aunque Platón sonría complaciente.
(Soy otro)

“Si mis brazos fueran cadenas, encadenaría tu cintura; si mis labios fueran pinceles, pintaría tus labios; si mis palabras fueran abrigos, abrigaría tu corazón; pero no lo son, tan solo debo esperar que algún día tú imagines que sí.”

Una mentira más me mataría.
J.

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