No eres culpable...


No eres culpable
de que me sienta tan vacío, tan herido, tan huraño...
no eres culpable porque
tú no eres parte de lo cotidiano,
ni prometiste serlo.

Sin embargo,
con tus miradas penetrantes al pasar,
sí eres culpable
de darle un poco de aire
a mis pulmones ahogados...
sí eres culpable de ser
la última bocanada de aire
de la existencia que quise ser...

No eres culpable
de andar entre el bullicio
y que no pueda evitar mirarte
pequeña, orgullosa, mágica....
no lo eres...
porque esos deseos son míos.

Soy yo él que te imagina
en mis escritos y mis sábanas,
revoleando papeles en histeria,
gimiendo profunda hasta el cansancio,
riendo en locura frente al río...
soy yo y debo hacerme responsable.

Sin embargo, tus palabras
habían prometido responder
mis anteriores palabras...
porque aceptaste que lo merecían...
de eso si eres culpable...
y te juzgo implacable como juzgo
a mi corazón estúpido.