No puedo escribir, las emociones pasan tan fugaces frente a mi mente que solo puedo hervir mis neuronas más y más. No puedo escribir, y mi espíritu se desangra en una metamorphosis tan cruel que dudo de lo que nunca pude dudar. Dudo si este poexistente será capaz -ahora que los relojes ya no resuenan en mi cabeza ni los demonios susurran a mis oídos- de continuar grabando en papiros centímetros de mi ego (ergo los tambores llaman a otra fastuosa fatuosidad...).
No puedo escribir. Quizás porque las musas no son más que cuerpos entumecidos; quizás porque la tierra me alzó como topo y tribuno; quizás porque los tornillos no tiemblan de frío y calmo iris irrigados de paciencia o melancolía (me lanzo moribundo sobre la lápida de mis biógrafos...).
No puedo escribir. No me inspira la miseria propia, ni ajena; no me inspiran disegnadoras de baladas, ni de burletes; ni nignas rubias, ni tegnidas; ni luchas de clases, ni trampas de ocasión. Sólo mi hastío, mi temor, mi documento, mi gloria y mi cosmos, me ordenan a llamarlos, a vosotros, pretéritos lectores internáuticos, a dictarme: ¡¿Qué es lo que los ata a la vida, a la muerte, al amor y a la pasión?! ¡¿Qué es lo que los irrita, los calma y los adormece?! !¿Cuál es su Dios, su Anticristo, su Corán?! ¡¿Cuál es su sangre, sus huesos, su hambre?! ¡¿Cómo es que callan ante los silencios, gritan ante Natura?! (¡¿Dónde?! ¡¿Dónde encierran sus suegnos y liberan su furia?!)
Escribí, sin sentido pero escribí. Tan solo me resta seguir viaje y adormecerme sin adormidera. Pero sin sognar, sin amar a álguien, sin bajar los sentidos de mi Argé. Pero sin callar ante mis hermanos , sin odiar a mis carceleros, sin estimular mis ajenos fermentos cancerígenos...bla, bla, bla...
No puedo escribir. Quizás porque las musas no son más que cuerpos entumecidos; quizás porque la tierra me alzó como topo y tribuno; quizás porque los tornillos no tiemblan de frío y calmo iris irrigados de paciencia o melancolía (me lanzo moribundo sobre la lápida de mis biógrafos...).
No puedo escribir. No me inspira la miseria propia, ni ajena; no me inspiran disegnadoras de baladas, ni de burletes; ni nignas rubias, ni tegnidas; ni luchas de clases, ni trampas de ocasión. Sólo mi hastío, mi temor, mi documento, mi gloria y mi cosmos, me ordenan a llamarlos, a vosotros, pretéritos lectores internáuticos, a dictarme: ¡¿Qué es lo que los ata a la vida, a la muerte, al amor y a la pasión?! ¡¿Qué es lo que los irrita, los calma y los adormece?! !¿Cuál es su Dios, su Anticristo, su Corán?! ¡¿Cuál es su sangre, sus huesos, su hambre?! ¡¿Cómo es que callan ante los silencios, gritan ante Natura?! (¡¿Dónde?! ¡¿Dónde encierran sus suegnos y liberan su furia?!)
Escribí, sin sentido pero escribí. Tan solo me resta seguir viaje y adormecerme sin adormidera. Pero sin sognar, sin amar a álguien, sin bajar los sentidos de mi Argé. Pero sin callar ante mis hermanos , sin odiar a mis carceleros, sin estimular mis ajenos fermentos cancerígenos...bla, bla, bla...
(¿Forma o contenido?¿ Poexisto o Rimbaudo?)
Claves del futura, respóndan.
Noches de gemidos, comprendan.
Soles del arado, maduren.
Gotas de experiencia, aconsejen.
Marlos de agonía, apuesten.
Jóvenes de marchands, Coogan.
Noches de gemidos, comprendan.
Soles del arado, maduren.
Gotas de experiencia, aconsejen.
Marlos de agonía, apuesten.
Jóvenes de marchands, Coogan.
(adiós, el buen comerciante debe ir a cenar con lo que le queda)
