Medianoche del 4 (2000)

Niña del sol:
Anoche soñé contigo. Soñé que juntos recorríamos caminos, praderas y sierras, que juntos viajábamos a través del tiempo y del espacio, que juntos conocíamos castillos y cuevas, que juntos desnudábamos nuestros corazones y nuestras almas. Era mágico, pero no ajeno a algunos espíritus que deambulan por mi mente (¿por qué será que ni en los sueños la realidad me sonríe?). En ese sueño aún me atormentaban millones de pensamientos, fantasías, deseos y sentimientos.
Imagina cuán horrible es mirar el frágil almanaque y no ver nada entre mis puños; cuán patético es sentir el tibio sol y casi no recordarlo. ¡Mis días y mis noches pasan tan alejados de los sentidos! Solo dejan que los grilletes de la cama se oxiden en mis pies, solo dejan que siga fantaseando con una realidad diferente.
(¿soy egoísta por pensar, aunque sea por unos segundos, solo en mí?)
Nuevamente una idea traza mi cabeza: Perdóname por volcar mis pesares en tus ojos melancólicos, perdona mi tendencia a dar consejos.
“Nunca dejes de dar un paso por el simple hecho de que sepas que los espinas te herirán. Recuerda que junto a ellas hay rosas; y que con el tiempo crecerán tanto que lamentarás no haber disfrutado ambos sentimientos: el dolor y el gozo”


¡Ve! Vuela sin perder de vista la tierra.
Es terrible perderse entre las nubes.
¡Ve! Camina sin ocultarte de las estrellas.
Es terrible nunca agitar nuestras alas.

J.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

comentá si se te da la gana...